La gastronomía española está llena de productos deliciosos, entre los que encontramos una amplia variedad de embutidos. Es uno de esos productos que nos gusta tener siempre en casa, por su versatilidad y porque pueden disfrutarse en cualquier ocasión. Hoy en La Casa del Jamón os contamos cómo conservar el embutido en casa de manera óptima.
Cómo conservar el embutido en casa
Al igual que sucede con el jamón, el lugar ideal para conservar el embutido curado en casa en perfectas condiciones sería una bodega, despensa o alacena. Lo deseable es un lugar seco y fresco, que mantenga una temperatura más o menos constante entre los 15 y los 20ºC y tenga buena ventilación.
Las personas que dispongan de este tipo de estancias, están de enhorabuena. Si el embutido está por comenzar y se puede colgar, lo ideal es hacerlo con las piezas separadas entre sí.
Una vez comenzado, se mantendrá colgado, pero dejando la parte empezada hacia abajo. Para evitar que se seque, se puede untar con un poco de aceite suave y cubrirlo con un poco de papel film transparente.
En el caso del jamón, se puede cubrir la parte del corte con un poco de su propia grasa para evitar que se seque. Luego se pone encima un trapo de algodón limpio o papel film transparente.
Pero, ¿qué pasa cuando no tenemos una bodega o similar?
Esto es precisamente lo que le sucede a la mayoría de personas. Para estos casos, la solución es mantener el embutido refrigerado.
Siempre que sea posible, lo mejor es que el embutido esté envasado al vacío. Al evitar el contacto con el aire, el embutido no se secará ni cogerá humedad de la nevera, evitando moho y la proliferación de bacterias no deseadas.
Una vez comenzado, se puede filmar ajustando el papel al máximo para proteger el embutido. Otra opción es conservarlo en fiambreras herméticas.
Si el embutido está loncheado, pero no está envasado al vacío, existe un buen truco para conservarlo mejor. Consiste en apilar las lonchas con cuidado, haciendo un cilindro con ellas. A continuación, se debe apretar bien el cilindro y envolver con film transparente. De este modo, se reduce la superficie expuesta, dejando también la tripa del embutido como protección para el producto.
Cuando vaya a consumirse, simplemente basta con sacarlo un rato antes de la nevera para que adquiera la temperatura ambiente y se ablande. Así ganará jugosidad y se potenciarán los matices del rico embutido.
Cuando hablamos de embutidos con menor curación, lo conveniente es consumirlos en un breve espacio de tiempo para evitar que se estropeen. Y si no es posible, recurrir a la congelación.
Lo mismo sucede cuando la pieza de embutido es muy grande y corremos el riesgo de que se eche a perder, puede separarse en porciones o raciones más pequeñas, envolverse bien y congelarse para un consumo posterior.
Desde La Casa del Jamón ofrecemos a nuestros clientes los mejores jamones, lomos, cecinas y quesos, para que disfruten de la calidad de nuestros productos.