En España somos afortunados de poder contar con excelentes materias primas para elaborar los platos de nuestro recetario tradicional. Entre ellas, está el cachopo asturiano, una elaboración que ha crecido en popularidad hasta cruzar nuestras fronteras.

Para que podáis prepararlo en casa, hoy desde La Casa del Jamón os traemos una receta tradicional de cachopo asturiano.

Cómo preparar el auténtico cachopo asturiano

El cachopo es una receta procedente de Asturias, pero que en la actualidad se puede disfrutar en cualquier rincón de nuestra geografía.

Si bien no se sabe cuando surgió, el cachopo ganó gran popularidad a mediados del siglo pasado, en torno a 1950.

Hoy en día existen miles de recetas de cachopo, algunas tan exóticas que difieren mucho del concepto inicial del plato. Por eso, si queréis preparar el auténtico cachopo asturiano, solo tenéis que seguir estos pasos que os dejamos.

La que se considera receta original del cachopo asturiano se compone de dos filetes finos de ternera, rellenos con lonchas de jamón serrano y queso.

El primer paso para elaborarlo es estirar bien los filetes de ternera. Para ello, además de solicitar en la carnicería filetes para hacer cachopo, podemos aplanarlos en casa.

Un espalmador facilita la tarea; pero si no tenéis en casa, podéis echar mano de la parte de abajo de una sartén o una cacerola, o un mazo o similar. Para evitar salpicaduras, es conveniente colocar cada filete de ternera entre dos trozos de papel film transparente de cocina.

El truco está en intentar conseguir dos filetes del mismo tamaño, o muy similar, ya que facilitan el montaje.

Una vez aplanados, se coloca uno como base y se cubre con lonchas de jamón. Puede ser jamón serrano o ibérico, con ambos queda delicioso. Después, se cubre con lonchas del queso de vuestra preferencia. A mejor calidad de queso, mejor sabor del cachopo.

A continuación, se tapa con el otro filete de carne y se pasa con cuidado por harina, huevo y pan rallado.

Para que no se desmonte el cachopo, podéis utilizar unos palillos. A medida que os acostumbréis a hacer el plato, seguramente podáis prescindir de ellos. Otra opción es emplear filetes más pequeños, que serán más fáciles de manejar.

Finalmente, solo queda freírlos en abundante aceite de oliva, colocándolos después sobre papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.